Doctor Pablo Cólica (1)– Hace muchos años nos sorprendió la Dra. en Biquímica Marta Romero (2) con una disertación que comenzaba con la pregunta del título y con lo que nos mostró durante el desarrollo de su conferencia. Desde entonces es un tema al que recurrentemente volvemos porque parece ser cada vez más actual.
Son muy importantes en este campo los trabajos de Candace Pert (3) una de las descubridoras de los receptores opiáceos en el cerebro (receptores a opioides y endorfinas) que abrieron el camino al descubrimiento de otos receptores del sistema nervioso.
Estudió la base molecular de los neuropéptidos y sus receptores, tanto en el sistema nervioso como en el sistema inmunológico con la idea que había una permanente comunicación entre mente y cuerpo. De esa manera explica como las emociones actúan en el campo de la salud humana.
Ha escrito numerosas publicaciones y llegó a ser Jefa de la Sección de Bioquímica Cerebral del Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos. Uno de sus libros más populares fue «Las moléculas de las emociones» donde expuso como idea principal que los pensamientos tienen una enorme influencia sobre nuestra salud y que las ideas y emociones afectan la biología molecular.
Sostenía que «la mayoría de los psicólogos, por una parte, tratan la mente como separada sin conexión con el cuerpo físico y los médicos por otra, en general tratan al cuerpo como desvinculado de la mente y las emociones. Pero no están separados y no podemos tratar ni entender a uno sin el otro”
Durante mucho tiempo estos conceptos que eran intuidos en la llamada medicina psicosomática (4) no se tomaban muy en serio y se trataban de ignorar. Incluso Pert tuvo enfrentamientos muy comentados en su tiempo con su Director de Tesis cuando fueron propuestos para el premio Nobel.
Que las emociones sean en realidad moléculas que influyen en toda la fisiología era una propuesta que conllevaba un cambio de paradigma a través de la unión de principios de la física y la biología. De esa manera, también se establecería una forma de conexión entre los seres humanos. Decía “creo que las emociones son un puente no sólo entre la mente y el cuerpo, sino también entre el mundo físico y el espiritual.”
Ponía como ejemplo de esas conexiones el fenómeno provocado por la percepción corporal de la música que consiste en pautas ordenadas de vibraciones de diferentes frecuencias. Nuestros sentidos transmiten esas vibraciones a cada una de nuestras células que poseen receptores y canales iónicos, sufren cambios electro magnéticos en respuesta a esas vibraciones que por ello pueden afectar su funcionalidad, según los sonidos sean agradables o desagradables. Incluso aún aquellos que sin ser percibidos por el oído pueden afectar a los receptores de nuestras células. Así, la música sería una forma de comunicamos a como lo hacen las emociones.
Pert insiste en que “todas las moléculas poseen un aspecto vibracional y otro como partícula y actúan en los dos planos. En el plano fisiológico, las moléculas de las emociones se desplazan por el cuerpo y encajan en los receptores de las células tal y como una llave encajaría en su cerradura. Cuando esto ocurre, producen un cambio en la célula. Lo magnífico y sorprendente es que estas moléculas de las emociones afectan a todas las células del cuerpo.”
Este cambio de paradigma cuestiona que solo las amígdalas cerebrales, el hipotálamo y el sistema límbico sean la única sede de las emociones. Los receptores a las moléculas de las emociones se encuentran en esas zonas de nuestro cerebro y en otras que son encargadas de las percepciones y de otorgar magnitud a lo percibido.
Las experiencias previas guardadas en nuestras memorias amigdalares (memoria emocional o del peligro) e hipocámpica nos llevan a tender a repetir instintivamente lo que ya hemos hecho y volver a pensar lo que ya hemos pensado ante determinadas situaciones y emociones.
Esto da origen a respuestas instintivas y automáticas ante diversos estímulos y ante las propias emociones.
El descubrimiento de receptores para adrenalina y noradrenalina en los linfocitos fue fundacional para el concepto de Psicoinmunología. La inundación adrenérgica provocada por el miedo, la respuesta emocional más primitiva ante el peligro, estimula instantáneamente al sistema inmunológico como parte esencial del mecanismo del estrés. Este a su vez
expresa inmediatamente citoquinas ( Inter-leuquinas) que interconectan todas las partes del sistema inmune activando además otras células del organismo y entre ellas al propio sistema nervioso. En este camino de ida y vuelta también sucede que aquello que vaya a alterar la homeostasis del sistema inmunológico se transmite por el mismo mecanismo al sistema nervioso
En el caso de las endorfinas y sus receptores correspondientes “ se encuentran en las células inmunes que se desplazan por todo el organismo y llegan al sistema nervioso. Lo mismo sucede con las moléculas que se expresan en estados emocionales. Tienen receptores en zonas del cerebro relacionadas con las emociones así como en la totalidad de las células del cuerpo”.
Los estados emocionales van acompañados de estimulación del sistema nervioso autónomo y del sistema endócrino. Imaginemos una emoción primaria, volvamos al miedo: las terminaciones adrenérgicas expresan adrenalna (o noradrenalina) en todo el organismo incluido el sistema inmune que responde expresando citoquinas y en el sistema neuroen-dócrino que tiene receptores para las mismas sustancias. Expresa CRH hipotalámico y Vasopresina con todas sus consecuencias de secreciones de otras hormonas y de respuestas hemodinámicas y metabólicas.
Sabemos que todo esto es para prepararnos para que podamos generar una respuesta de sobrevivencia, la fuga o la lucha.
Cuando investigadores de la talla de Snyder, Pert, Solomon, Ader, Felden, Besedovsky fueron comunicando sus importantes hallazgos en este campo, todos aportaban a la comprensión de estas formas de comunicación que tratan de explicar como un pensamiento, una emoción, una creencia pueden transformarse en molécula y ocupar receptores específicos que modifican nuestra fisiología.
Aquello tan conocido popularmente de “que las situaciones de estrés bajan las defensas y que situaciones emocionales preceden a la aprición de enfermedades” de esta manera se hace realidad-
Existe entonces un sistema de comunicación que a través del cual todo el cuerpo, de manera sistémica responde a una emoción determinada.
Las ideas, creencias, expectativas y situaciones traumáticas influyen de esa manera sobre la salud. Se pueden guardar durante mucho tiempo y luego tener en algún momento efectos sobre el organismo que llevan a la enfermedad por mecanismos epigenéticos.
Se ha comprobado que esas alteraciones pueden transmitirse intergenera-cionalmente, destacándose los trabajos en este aspecto de Raquel Yehuda sobre la aparición de mayor vulnerabilidad al estrés y alteraciones del eje Hipotálamo Hipofiso Adrenal en descendientes de víctimas del Holocausto.
De allí la importancia de la influencia que podemos ejercer sobre nuestro organismo por lo que creemos y sentimos.
Las células del sistema inmune se desplazan hasta el cerebro y especialmente cierto tipo de linfocitos que pertenecen al sistema inmune primario, los Citotóxicos y Natural Killer que informan al SNC sobre lo que detectan, mediante la secreción (expresión) de citoquinas que en esencia son glucoproteínas, por lo que también pertenecen de alguna manera a las familias de péptidos que actúan como neuropéptidos para aproximarnos a las ideas de Pert.
Con un visión PINE podemos entender que a estos fenómenos se agregan los efectos de las secreciones neuroendócrinas que van a influir a su vez en receptores del propio sistema nervioso, del sistema inmune (los linfocitos poseen receptores para prácticamente todas las secreciones hormonales) y del resto del organismo.
Esto sucede no solo por situaciones físicas o agentes externos (virus, bacterias, antígenos, etc) donde el sistema inmune se pone en marcha mediante la activación de receptores de peligro externo llamdos PAMP que a su vez activan receptores específicos del sistema inmune llamados TOLL.
Hoy se conoce que también señales endógenas llamadas moléculas DAMPS (por damage-associated molecular patterns), también conocidas como Alarminas, son liberadas por las células dañadas por cáncer, trauma, necrosis o isquemia y son también mediadoras de la inducción de la inflamación asociada a los procesos de estrés, activando otros receptores
llamados NOD que se producen como respuesta a estados emocionales ligados al peligro y al sufrimiento. Receptores PAMP o DAMP activados por situaciones provocadas desde el exterior del organismo o del propio interior psicoemocional, en definitiva van a poner en marcha al sistema inmune y a su interacción PINE.
Una de las consecuencias cuando la agresión externa o interna se prolonga o se repite secuencialmente es el ensamble intracecular de determinadas proteínas ( con ayuda de enzimas de la familia de las caspasas) para formar el Inflamosoma que da origen a las citoquinas inflamatorias. Son complejos proteicos ensamblados en el citoplasma, como respuesta a la activación de receptores de membrana de tipo Toll o TLr y receptores de lectina de tipo C (CLr); o citoplasmáticos tipo NOD (NLr) y receptores de helicasa de tipo RIG (RLr) que a través de la secreción de Citoquinas inflamatorias (IL 1 y 6 y FNT alfa principalmente) pueden provocar un Sindrome infamatorio Inespecífico de Bajo Grado, una via final común para el desarrollo de diversas enfermedades de la modernidad, llamadas ERE (Enfermedades Relacionadas con el Estrés)
Adentrarnos en el conocimiento de estos temas, es adentrarnos en la “biología de las creencias”, lo que es necesario por ser parte del sustento científico de diversas técnicas de psicoterapia así como de algunas de las mal llamadas “medicinas alternativas”.
Con esta forma de verlo se propone que las emociones son un factor fundamental que incidió e incide en lo evolutivo. Como ejemplo se pone al placer como necesario para mantener el deseo de vivir; ayudar a evitar instintivamente lo que perjudica y atraer hacia lo que beneficia. Son sistemas activados por y para la evolución.
Pert sostiene que “las emociones son el contenido informacional, que es intercambiado vía la red psicosomática, con los órganos, células y sistemas que participan en el proceso. Viajan en dos realidades: la de la mente y el cuerpo, como péptido y receptores en la realidad física y como sentimientos y emociones en el plano no material.”
Esta manera de razonar la llevó a postular que “la mente no está localizada en el cerebro, sino distribuida por todo el organismo en forma de moléculas señal” concepto no compartido por gran parte del mundo científico.
Si pensamos en las intrincadas redes del sistema nervioso autónomo extra cerebral con presencia de ganglios y fibras nerviosas en los diversos plexos, a veces junto a ramas de los nervios raquídeos ( plexos cervical, braquial, lumbo sacro) y en los “pequeños cerebros” ubicados a lo largo del sistema digestivo donde se han identificado más de un millón de neuronas que utilizan predominantemente serotonina y acetilcolina como neuro-transmisores y en el plexo cardíaco donde además de lo que se conocía acerca de su función de regular el ritmo cardíaco, se ha demostrado que existen alrededor de cuarenta mil neuronas dentro del miocardio, cuya capacidad funcional es la misma que las del resto del sistema nervioso. Estos “pequeños cerebros” expresan péptidos que actúan a distancia y poseen receptores a los que provienen de los demás sistemas. Están conectados con el sistema nervioso central por el vago aferente ( el 80 % de las fibras vagales son aferentes) y por péptidos de diverso tipo que asimismo los conecta con toda la red PINE, incluyendo receptores para citoquinas del sistema inmune.
Debemos tener en cuenta además que el epitelio gastro intestinal es un órgano inmunológico mucho más extenso que los demás conocidos (Placas de Peyer, etc.) y que además se considera parte principal de un “sistema endócrino difuso” por la cantidad de hormonas, péptidos, neuropeptidos, etc. que produce para sus funciones principales de selección, absorción, excreción alimentaria y para sus conexiones con el SNC referidas a los procesos de hambre, saciedad y regulación de flujo sanguíneo, temperatura, reparación, todos ligados a un ritmo circadiano propio.
El músculo cardíaco también debe ser visto como un órgano endócrino, a partir del descubrimiento de un péptido hormonal por el argentino De Bold (recibido de Bioquímico en la U.N.C. que lo distinguió hace pocos años con el Doctorado Honoris Causa), el Factor Natriurético Atrial que además de sus acciones hemodinámicas y diuréticas participa en el control de la secreción hipotalámica de CRH y Vasopresina.
Por eso debemos tener en cuenta en la clínica a las sensaciones físicas y los trastornos que pueden relacionarse a nivel abdominal y precordial con situaciones de ansiedad, angustia y sufrimiento.
Podemos ver que ciudadanos de todos los pueblos cuando expresan su emoción al escuchar o cantar su Himno Nacional, instintivamente llevan la mano al corazón y no a la cabeza.
Por otra parte, tanto el sistema inmunológico como el sistema nervioso central tienen memoria y capacidad de aprendizaje. Pueden sobre expresarse a través del exceso de sustancias químicas que alteran su funcionalidad y también deprimirse por defecto o por cambios moleculares o enzimáticos y metabólicos de las mismas u otras sustancias, así como de sus respectivos receptores. Pert deduce entonces “que la inteligencia se encuentra en todas y cada una de nuestras células del cuerpo y por ello la separación de procesos psíquicos y procesos orgánicos no sería cierta.”
- Pablo R. Cólica. Es Director junto al Prof. Dr. Leandro Dionisio del Curso de “Diplomatura em Ciencias del Estrés y Piscoinmunoneu-roendocrinología” de la Fac. de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba (Rep. Argentina) y Director de la Revista Digital “PINE Latinoamericana” url_ www. pinelatinoamricana.com.ar
- Romero Marta. Bioquímica Inmunóloga. Co autora junto a Pedro Vucovich del cap. “Sistema inmune de mucosas ¿ puerta de entrada o barrera de antígenos ambientales?” en el Libro “ Inmunología Molecular” de Gabriel Rabinovich (2004 – Edit Panamericana. Bs.As.)
- Pert Candance. Neurocientífica norteamericana, sus trabajos fundamentales estuvieron referidos al descubrimiento de los receptores opiáceos en el cerebro. Autora de numerosos libros y artículos, su publicación más conocida fue “ Molecules of Emotion”
- Rof Carballo Juan , Médico español considerado el “padre de la medicina psicosomática”. Sus libros más destacados fueron (1949) Patología psicosomática (prólogo de Jiménez Díaz); (1951) El hombre a prueba y (1952) Cerebro interno y mundo emocional
NOTA DEL AUTOR: parte de esta nota está basado en artículos de Ima Sanchis, periodista y docente universitaria española entrevistando a Candance Pert y de conceptos de Annie Marquier, escritora Canadiense.